Las Cualidades del Amor



El corazón energético se compone de seis formas primarias de expresión: Agradecimiento, Compasión, Perdón, Humildad, Entendimiento y Valor. Entrelazados juntos, estos seis comportamientos constituyen la esencia del corazón energético y, cuando es expresada en nuestra vida diaria, posibilita al corazón energético su función como un portal a nuestro ser más íntimo o alma.

Independientemente de la importancia que le otorguemos a nuestro intelecto o capacidad mental, es meramente una forma de inteligencia y, aunque tiene un lugar importante dentro de nuestro mundo, sin duda alguna, no es la inteligencia primordial de nuestro Ser. Nuestra inteligencia primordial es fortalecida a través de nuestra maestría emocional y de nuestra capacidad para conducir nuestra vida desde la plataforma de las seis virtudes del corazón, lo cual a su vez nos une a los reinos iluminados de nuestra intuición, que es nuestra conexión coherente al campo universal de información, denominado por los físicos como el vacío cuántico.

Hay un refrán dentro de Lyricus: “Lo que uno puede expresar a través de su corazón es oro ante el hierro que expresaría con la mente”. El oro, en este caso, es la capacidad de expresar las seis virtudes en fila, separadas, o como una amalgama ensamblada frente a las diversas situaciones que la vida presenta. Se trata de aprender a modificar tus acciones basándote en estas seis virtudes y observando cómo ellas re-calibran tu sistema de valores, re-vitalizan tu energía y creatividad, y recuperan tu sentido de equilibrio y balance emocional.

Haciendo esto no sólo aplicas tus energías emocionales al propósito de crear y mantener un estado personal coherente, sino que también creas un campo coherente a tu alrededor: un campo que toca y se cruza con otros mediante los principios del embrollo, resonancia, coherencia y no-localismo cuánticos.

Las energías de nuestro campo emocional son reales y están interconectadas en un vasto ensamblaje de intención e información que es casi-ilimitado en su alcance. Las emociones más densas como celos, avaricia y cólera entran a este campo cósmico y comunican sus instintos más bajos, creando las condiciones para la lucha e inestabilidad dentro de nuestra realidad manifestada. Las energías más finas que componen las seis virtudes del corazón, comunican los instintos divinos del campo cósmico o cuántico que envuelve el multiverso. De este modo, nos queda una opción para conducir nuestra personalidad y emociones de tal modo que ellas comuniquen las frecuencias divinas que elevan y apoyan toda la vida al campo cuántico en el cual todos vivimos. Si ésta es nuestra elección, entonces la maestría de las seis virtudes del corazón es un método eficiente y eficaz para su obtención.

Se reduce a esto: accedemos a nuestra divinidad a través del corazón y no mediante la cabeza. El intelecto de uno puede abarcar grandes cantidades de información y conocimiento. Podemos estudiar todas las palabras de nuestros profetas y eruditos, pero si no estamos expresando las seis virtudes del corazón, solamente hemos llenado nuestras cabezas de palabras, conceptos y alardes intelectuales. Nuestros comportamientos siguen atados a los instintos básicos y, aunque podemos escribir o hablar de profundos conocimientos, nuestras energías emocionales siguen siendo agitadas e inciertas en su expresión en cada momento, y no son guiadas por la voz inteligente de nuestro corazón.

Vivir desde el Corazón