Perdón

El perdón funciona a partir del supuesto que cada uno de nosotros está haciendo su mejor esfuerzo bajo las circunstancias de nuestra experiencia de vida y del grado en el que nuestra frecuencia de amor satura nuestro instrumento humano. Cuando una persona opera desde las virtudes del corazón y las ricas texturas de sus frecuencias autenticas, el perdón es un estado natural de aceptación.

Cuando una injusticia percibida entra a nuestra experiencia –sin importar cuán significativa sea o si nosotros nos percibimos ser o no la causa o el efecto— podemos inicialmente reaccionar con emociones agudas de hacernos la victima o de irritación, pero estos desordenes y distorsiones emocionales pueden ser rápidamente transformados experimentando el entendimiento --> compasión --> perdón --> agradecimiento. Esta es la ecuación que transforma dentro del crisol de luz la sucia turbulencia de hacerse la victima o de la coreacción, dejando atrás tan sólo la más pura frecuencia de amor despojada de todo propósito.

El perdón es realmente la expresión externa del entendimiento y de la compasión sin los pesados sentimientos de la dualidad (es decir, bueno o malo) que normalmente introduce la presencia del juicio. Es una expresión neutral sin intención o propósito excepto liberarte a ti mismo de las garras del tiempo, que son similares a unas arenas movedizas energéticas, enredándote vigorosamente a un estado emocional basado en el tiempo.