Entendimiento

El mundo de la forma, del mismo modo que los mundos de la no-forma, está compuesto de estructuras energéticas por debajo de su expresión más densa. En un sentido real, todo en el multiverso es energía con periodos de vida incalculablemente largos basados-en-energía. La energía es transformacional; es decir, puede alterarse o cambiar hacia otros estados del ser o, en el caso de los humanos, cambiar de estado de conciencia. La estructura energética humana es con frecuencia descrita como el sistema de chacras o cuerpo electromagnético, pero es más que estos componentes. La estructura energética es una forma de luz, la cual a su vez es una textura del amor divino.

Es un hecho que estamos compuestos de amor en nuestra estructura primordial, y es esta frecuencia de amor la que es la base de nuestra conciencia inmortal o alma. Todas las densidades inferiores son las sombras de esta luz y operan en el tiempo y en el espacio, el cual proporciona una vaina de densidad y separación de esta frecuencia de amor primordial. Los mundos del tiempo y espacio alteran o diluyen esta conexión que sentimos hacia la estructura energética primordial de la que todos estamos compuestos.

Aquí está la paradoja del ser humano: nuestra estructura más interior es el amor divino y nuestra estructura más exterior es un medio de experiencia para la estructura más intima, aunque hemos sido arrastrados por el vehículo exterior hasta cierto grado en el que nos identificamos más con el vehículo que con el ocupante interno —nuestro verdadero ser.

Todos nosotros sentimos esta disociación con nuestro verdadero ser y sentimos la sobre-identificación con nuestro vehículo (el instrumento humano); quizás solamente en ese grado existe entre nosotros una diferencia. El entendimiento es el aspecto de la inteligencia del corazón que reconoce que esta disociación de la frecuencia del amor es un componente necesario de diseño del proyecto más grande que está ocurriendo en el planeta. En otras palabras, no es que la humanidad haya caído de la gracia o que esté irrevocablemente inclinada al pecado. En lugar de eso, simplemente hemos aceptado la imagen de la realidad que es dominante, y su predominio no es por accidente sino por los diseños de la Primera Fuente.

Hay una frase bien conocida entre los Lyricus que traducida aproximadamente dice: “La elegancia del tiempo es que éste desenreda las estructuras del espacio que han impermeabilizado al amor de sí mismo”. 
Las estructuras del espacio, en este caso, se refieren al instrumento humano. Únicamente el tiempo puede romper las rígidas barreras o sutiles membranas que evitan o atenúan que la frecuencia de amor ejerza su sabiduría en los comportamientos del individuo.

Si el tiempo es la variable de importancia, es concebible que cada persona esté en su ruta hacia ésta realización, es simplemente una cuestión de tiempo antes de que ellos lo logren. Así pues, el tiempo es la diferencia que nos separa. En cierto sentido, todos estamos en un tiempo diferente uno del otro. Nadie opera exactamente en el mismo tiempo relativo a la des-impermeabilización de su frecuencia de amor a partir del mundo de forma.

Darse cuenta de esto te ayuda para entender la relación de unidad a la realidad, y en esta realización tú eres capaz de acelerar el tiempo para ti mismo y para aquellos con quienes tienes contacto en tu vida. Ese es el verdadero propósito y la noble definición de viaje en el tiempo.